lunes, 11 de enero de 2010

La barra del bar (divagaciones I)


¿Por qué nos gusta tanto la barra del bar? Y no quiero decir que nos guste beber, que también, sino a que realmente nos gusta estar en la barra cuando estamos en un bar. Por ejemplo, yo entro a un bar grande, con mesas y sillas donde degustar jugosos pinchos, con mesas altas donde disfrutar de sus espirituosas bebidas, y resulta que tooooodo ese espacio está vacío y que todos los asistentes están arremolinados en la barra del bar. Te acercas a pedir y te das cuenta de que los que en la barra están ya están servidos, no necesitan para nada seguir allí, pero no se mueven. Imperterritos apuran sus consumiciones con el codo apoyado en la barra (postura muy nuestra por otra parte), y tú, que has llegado mas tarde, tienes que arreglartelas para que el camarero te vea en segunda o tercera fila y te atienda. Y mientras tanto... toooodo el resto del estupendo bar vacío. ¿Y yo me vuelvo a preguntar, por qué nos gusta tanto la barra?

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